MITOS y LEYENDAS

 
LOS COLORES DE LA QUEBRADA
El Pueblo de Purmamarca, que en la lengua Aimará significa “Pueblo de la Tierra Virgen” es un pueblo de ensueños, ubicado a tan sólo 65km de San Salvador de Jujuy, esta circundada al norte por el río Purmamarca y hacia el sur por los cerros que conforman la quebrada que llevan el mismo nombre.
Para algunos el pueblo está como “suspendido en los cerros”, para otros es el “Pueblo pequeño, lleno de paz”, pero lo cierto es que este pueblo tiene enclavado entre montañas y detenido en el tiempo al “Cerro de los siete colores”. Su tierra posee una variada textura y es esta la que aporta hermosos matices.
En Maimará, pueblo ubicado a 15,00 kilómetros de Purmamarca y que en la lengua aimará significa “estrella que cae”, se encuentra el cerro “Paleta del pintor”. Esta localidad está ubicada a orillas del río Grande, en la Quebrada de Humahuaca, a 75,00 kilómetros de San Salvador de Jujuy
Cuenta la leyenda que…
Hace mucho tiempo, tanto que no es posible contar con años ni con siglos, la madre tierra, Pachamama, se reunió con pequeños duendes de luz y a ellos les encomendó la tarea de embellecer los cerros, morada de sus hijos allá en la superficie.
Le encomendó también a Mama Quilla, la luna, que guiara a estos duendecillos que trabajarían por la noche; y a Inti, el sol, que iluminara con sus rayos el trabajo que estos seres hicieran.
Con un silbido, el viento anuncio a los cardones la aprobación de los duendes, Inti y Mama Quilla.
Ellos están felices con su tarea milenaria de embellecer el paisaje para cautivar al visitante y mantener apegado en su tierra a los lugareños. Sino ¿Por qué otra razón se quedaría aquí los habitantes de la quebrada?
Altiplanicie seca, lejana y silenciosa ¿Por qué esta gente no te deja, buscando más prosperidad? ¿Por qué lenguas extranjeras se radican en tu suelo?
El motivo es el trabajo de estos seres mágicos, luminosos y coloridos, que recorren la quebrada, cubierta por el manto de luz plateada que les ofrece su protectora.
Como todas las noches, la luna comienza su acostumbrado paseo por el cielo…
Los seres de luz lanzan gritos de gloria que no se oyen. Comienzan su trabajo nocturno. Los manda Pachamama, para que protegidos por Mama Quilla hagan lucir los colores de la quebrada, antes que su esposo Inti aparezca por la mañana.
Esa gélida luz que se refleja en el salar como un espejo, indica el inicio de las obras.
Vigilantes custodios, los cardones, señalan con sus largos brazos desde donde comenzar.
Los duendes de color embeben sus pinceles de lana de llamas y vicuñas sagradas, en el blanco salar para luego teñirlo de colores en el “Cerro de los siete colores”. De allí toman los tonos que Pachamama guarda para su tierra.
Como un ritual de limpieza y como ofrenda a su protectora comienzan la misión, elevando sus pinceles y salpicando al límpido cielo con brillos de sal, formando así las estrellas, que en el oscuro y atrapante cielo parecen estar al alcance de las manos.
A esta ofrenda, el cielo parece darles vida, ya que comienzan a palpitar agradecidas, queriéndose acercar para con su pequeña luz iluminar a los hacedores. Solo en este cielo de gran altura, los duendes trabajan tranquilos, lejos de indiscretas miradas. Llamas, ovejas y cardones son cómplices de la obra.
Lavando sus pinceles en el río, le dan el color terroso a sus aguas, que bajan límpidas desde el deshielo y luego arrastran colores y magia hacia el valle, hacia la gente, y al hacerles efecto los lleva a remontar hacia lo alto de la quebrada, llenándose los sentidos de esos colores, olores y paz que los duendes en su trajín esparcieron.
La noche avanza y la obra continúa, limpiando y retocando los colores.
Pasan del rosado de sus flamencos al rojo mineral de la mina, guardan el verde para los pequeños manchones de vida de los valles y el cerro, también reservan el dorado, naranja y el azul para Inti. El marrón lo esparcen con el viento de la siesta, junto con la arena del río y el abrasador sol que quema y no calienta. Casas y pobladores se lucen con el color.
Los duendecillos toman los tonos del “cerro de los siete colores” y preparan los distintos matices en la “Paleta del Pintor”, mostrándole así a Pachamama los colores preparados. Esperando su aceptación, luce el cerro diferentes colores que la diosa contempla y admira silenciosa.
Finalmente la luna sangra al incrustarse en la cordillera, mientras Inti por el Este trata de socorrerla.
Los cardones que guiaban a los seres, indican ahora a Inti donde se oculta su amada.
Estampida de duendes y despertar de nuevos seres, provocan un salpicado de colores, que al azar descubre el atento viajero.
Alrededor de cardones, los duendes tejen ensueños de Pachamama, donde lugareños y turistas quedan deslumbrados por esa celestial belleza.
Volverán al crepúsculo, a terminar la interminable tarea encomendada por la madre tierra.
Quedan huellas de su trabajo, la belleza está presente, la magia existe y la fuente de los colores se disfruta.
Es por eso que los pobladores de Purmamarca y Maimará, esperan ansiosos el crepúsculo, para poder escuchar entre el susurro del viento, el sonido de quenas, sicus, zampoñas, erkes y erkenchos que los duendes de luz utilizan para retomar su tarea, y son ellos quienes inspiran a músicos y poetas, y atrapan al viajero, en el encantamiento de los mismos cerros y quebradas.
Es así como los duendecillos de luz, en esa noche clara de luna me contaron su leyenda y me enseñaron esta copla.
Hay fiesta hoy en el cielo,
La luna llena se acerca,
Los duendes más que felices
De comenzar la encomienda.
Con pinceles de vicuña,
Con colores y con magia,
Bajan por la quebrada
Ofrendando a Pachamama.
Antes que el Sol los alcance,
Antes que las estrellas se apaguen,
Pintarán colores y sombras,
En la quebrada del Valle.
Con gritos sordos, los duendes
Me cantaron esta copla
Me la contaron al oído
Para pasarla de boca en boca.

PACHAMAMA, Mito de la Pachamama (Verdad Sagrada):

                   La Pachamama es una creencia que viene del antiguo imperio Inca y aún se mantiene en el noroeste de argentina, es la creencia mas difundida de los andes de toda América del Sur. Pachamama es una palabra quechua que significa Madre Tierra. Los kollas ofrendan a esta diosa comida,vino,chicha(cerveza de maíz),papas... esta ceremonia se denomina como 'corpachada'. También se hacen las 'apachetas' que son unos montículos de piedra que forman las personas k la ofrendan dando una piedra por cada vez que lo hagan .
  El Dios del Cielo, Pachacamac, esposo de la Tierra, Pachamama, engendro de dos hijos gemelos; varón y mujer, llamados Wilcas. El Dios Pachacamac murió ahogado en el mar y se encantó en una isla "La Diosa Pachamama sufrió con sus dos hijitos muchas penurias: fue devorada por Warón, el genio maligno que luego, engañado por los mellizos, muere despeñado. Su muerte fue seguida de un espantoso terremoto.
  Los mellizos treparon al cielo por una soga, allí los esperaba el Gran Dios Pachacamac. El Wilca Varón se transformó en Sol y la mujer en Luna, sin que termine la vida de peregrinación que llevaron en la tierra. La diosa Pachamama quedó encantada en un cerro. Pachacamac la premió por su fidelidad con el Don de la Fecundidad Generadora. Desde entonces desde la cumbre, ella envía sus favores. A través de ella, el Dios del Cielo envía las lluvias, fertiliza las tierras y hace que broten las plantas. Y por ello los animales nacen y crecen. La Pachamama también premió a todos los que ayudaron a sus hijos: Zorros, Pumas, Cóndores, Víboras.
    Con el runado de las Wilcas, transformados en el Sol y la Luna, triunfó la Luz y fue vencido por siempre Wacón, El Dios de la Noche.
    Sustento de la vida, es venerada actualmente en toda la provincia. De ella no hay imágenes, no ha cambiado su nombre, tampoco sus funciones, hasta la forma de rendirle culto parece mantenerse. A la Madre Tierra se le ofrece toda la cosecha y el primer trago en las fiestas. Todo el mes de Agosto se la invoca, chayando las casas, en las señaladas se le ofrece coca, alcohol y las puntas de las orejas del ganado para pedir su producción. La "Pacha" como le decimos, está presente en casi todos nuestros actos sagrados.-
LA FLECHADA
                          Cuando familia nativa desea construir su casa, una habitación, o alguna otra parte de la casa, cumplen con ritos ancestrales a la Pachamama, bendiciendo la tierra, el agua, herramientas y demás complementos a fin de que la obra se realice sin dificultades. 
                        Transcurrido el tiempo necesario, levantada la casa, en la habitación principal de la misma se llevará a cabo una nueva ceremonia denominada flechada.
                        De la parte media del tirante que sostiene el techo, cuelga un espaciado tejido que a manera de cesto sostiene un huevo.  Esta parte central está  adornada de coloridos pompones.                  
                       Perpendicularmente desde el cesto al piso de la habitación cavan un pequeño hoyo, donde deberá caer el contenido del huevo una vez rota la cáscara de este.
                       El dueño de la casa con anticipación elige entre familiares, amistades y vecinos a los flechadores para cumplir este rito, con lo que la casa quedará inaugurada y bendecida por la Madre Tierra.  Cada flechador utiliza su arco y flecha.  Inician la competencia ritual ordenándose el círculo alrededor del hueco.  Con paso lento dan vueltas implorando felicidad y prosperidad para la familia dueña de casa.
                        La flechada en sí comienza cuando el primer participante lanza la flecha al huevo, de fallar en el primer intento podrá repetir las veces que pueda en el lapso de tres vueltas alrededor de la habitación, cumplido este tiempo el siguiente flechador efectuará su propósito y así sucesivamente hasta que uno resulte triunfador. Se expande agua bendita en toda la habilitación a la vez que queman aromáticos sahumerios.
                        Se declaran compadres al dueño de la casa y al triunfador de la flechada.
                        Este ritual es llevado a cabo para desalojar de la flamante vivienda, a todos los demonios que pudieran haberse refugiado en ella durante su construcción, solitaria y sin amparo.
                       Para algunos, el huevo representa el habitáculo del mal; para otros es una forma original de agasajar a la Pachamama al tiempo que, hostigando con las flechas a los espíritus malignos, se los obligue a abandonar la vivienda.
                      Todo esto se realiza para liberar de visitas de malos espíritus.
                      Festejando luego en forma prolongada hasta el nuevo día.

EL COQUENA

                         Ser mitológico diaguita-calchaquí, su reinado se extiende en toda la Puna de la provincia de Jujuy, es el protector de las vicuñas, cuidador celoso de las manadas salvajes, castiga severamente a los cazadores que depredan con armas de fuego a este preciado animal, de igual manera premia a los buenos pastores que cuidan con esmero su rebaño, les deja piezas de oro y plata, que según se dice pertenece al gigantesco tesoro oculto de los incas, del cual también es cuidador.
                         Es el hijo de la Madre Tierra, Pachamama, llamado también el Mago Coquena, guardián de las majadas, tropero de las nubes, tejedor de brumas y nieves, sembrador de tormentas, duende de abras y bosques, tata de los cerros, músico de arroyos y ríos.   El Coquena es considerado como la divinidad protectora de las vicuñas, guanacos y que se hace extensiva a toda la fauna silvestre, actualmente se encuentra vigente en los ámbitos de Puna y Quebrada.Coquena es el Dios de las Vicuñas y demás ganados de las altas cumbres andinas, él vive junto a ellos, atento de que nuestras hermanas camélidas no tengan daños ni perjuicios, cuentan que su nombre de debe al encanto que tiene por la coca.
                         Nadie puede verlo y darse cuenta al mismo tiempo, sabe a la perfección cuando debe aparecer y a quien, siempre con la intención sagrada de cuidar el rebaño, muy especialmente cuando la hacienda esta teniendo cría, en aquellas alturas y algún cazador furtivo quiere hacer daño.

EL FAMILIAR

                       en las grandes empresas azucareras de Jujuy, como las de Salta y Tucumán, lograron su riqueza y rápida prosperidad gracias a “El Familiar”. Así dice la leyenda, y así lo han oído todo aquellos que trabajan en los ingenios, peones o profesionales, empleados o capataces.
                         Con la avanzada de la invasión perpetrada hace 500 años los pueblos originarios fueron arrasados y desculturizados a esto se sumo con el tiempo en Argentina la llamada conquista del desierto, el ejército argentino exterminó a muchos pueblos originarios, lo que antes fuera justificado por la “evangelización” la posterior estaba justificada por la “civilización”, los que quedaron fueron utilizados como mano de obra esclava, para las nuevas actividades que surgían en un aparentemente floreciente país, muchos de estos damnificados de su tierra fueron a parar a los grandes ingenios azucareros del norte argentino.
                         El origen del mito es paralelo con el desarrollo industrial del noroeste Argentino, pero el numen argumental deriva del primer pacto que el hombre celebra con Satanás, en otras palabras “El Familiar” es Satanás. Los dueños de las grandes fabricas han cedido a la tentación y le prometieron el alma a cambio de la riqueza.
                         El «familiar», un diablo que tenía trato con los dueños, quienes le ofrendaban vidas humanas a cambio de la prosperidad del ingenio. "Casualmente" aquellos que desaparecían eran quienes cuestionaban al sistema de explotación extrema a que eran sometidos. La historia es seguramente larga, triste y aberrante.
                          No nos ocuparemos de esta historia, sino del mito que se desprende de la consolidación del personaje diabólico en cuestión, consolidación que se da cuando el fenómeno pasa de ser una historia creada en este caso con fines determinados y perversos a un ser que convive con los desafortunados obreros, y se convierte en real cuando el incubo es visto por una gran cantidad de personas, hecho que se refleja en los demás ingenios de la zona y provincias distintas. Entre los miles de zafreros (Cosechadores de la Caña) que año tras año dejaban los ocres pueblos de la puna para levantar la cosecha en los ingenios del Ramal, no faltaban uno, dos o más desaparecidos por mil razones distintas, que servían para avivar el recuerdo terrífico del Familiar y aumentar el resentimiento del obrero misérrimo para con los patrones rodeados de opulencia.

EL DUENDE
                      
                          El duende o dovende-como dice la gente de campo-, es un ser misterioso, juguetón, triste, inquieto, que lo ven con mayor frecuencia los niños, ya que a ellos se les aparece, por las tardes cuando el calor pega tan fuerte que parte la tierra, o cuando llega la oración –momento del crepúsculo, entre la tarde y la noche- cuando los mayores están entregados a sus quehaceres, se descuidan por unos instantes de los niños y estos tan traviesos, salen a jugar solos y es el momento preciso para que aparezca el duende, y le haga compañía, le mostrara unas bolillas brillantes y muy hermosas, -las mismas son el excremento de la ovejas,- pero el niño estará viendo las más lindas bolillas, que no podrá decir que no juega, así comienzan a alejarse de la casa, cada vez más lejos, el duende se lo querrá llevar consigo, pero seguramente la intervención de un perro o un mayor terminara con esta acción y el niño ni se entero de que estaba lejos de casa. El mejor que nadie sabe de los lugares donde existen niños solos. Cuando llega la oración suele llorar sus penas de no tener mamá, de haber sido abandonado a la muerte, lamenta la ausencia de hermanos, sufre y por eso se acerca a los niños para llevarlos y le hagan compañía, jueguen con él ya que por su soledad es muy triste.

EL UCUMAR
                       
                           Es un ser con apariencia de hombre petiso y panzón. Tiene el cuerpo todo cubierto de pelos con manos y pies muy grandes. Se dice que posee una fuerza extraordinaria y que sus gruñidos ensordecen. Se lo ha visto en la zona de pedemonte, por lo que se piensa que vive en cuevas de las montañas.
                           En Jujuy, se intentó ubicar a los ucumari conocidos como los únicos osos de Sudamérica, que habitaron, según se cree, hace miles de años. Tenían un collar blanco y todas las características de los úrsidos europeos o de Norteamérica. También se cree que el oso de anteojos, difundido en parte de América del Sur pudo haber sido el inspirador de este particular ser mitológico. Ucumar: es voz quichua y aymara y significa en ambos idiomas: Oso.

LA UKUMAR
                        
                          También se le llama “UKUMAN”. Proviene de la voz quichua y quiere decir “cuerpo, parte material de un ser animado”. Eso es lo que era : sólo un cuerpo. Un cuerpo horrible sin alma aparente. Las cosas tan feas tienen prohibido rondar por el abanico de los sentimientos. Y era mujer, cubierta de pelos negros, largos, sucios, duros, pero elásticos. De las líneas de su rostro sólo se destacaban dos ojos pequeños, intensos, oscuros y hundidos. Los pelos que le nacían en la frente caían sobre la nariz y la boca, separados apenas por bufidos y manotazos a uno y otro lado. La boca era un tajo enorme y baboso, y los dientes salidos, aislados unos de otros, cada cual con su propio ángulo.
                        La leyenda se bifurca a partir del nacimiento del UCUMAR . Una vertiente afirma que el llanto del monstruo, por la muerte de su madre, era tan fuerte y desgarrados que llegó a los oídos de Wiracocha – espuma de mar- dios blanco de largas barbas rubias que gobernaba el Cuzco y para calmar su pena, le prometió la inmortalidad. Otro venero mitológico sostiene que Wiracocha se presentó al ucumar y para castigarlo por sus crímenes y lascivia, le dio la vida eterna vagando por los cerros y selvas.      
                        Así también lapidan a los violadores sobre quienes pendía la permanente amenaza de ser devorados por el ucumar.
                        La leyenda, de origen peruano, está muy difundida en Salta y Jujuy. En nuestra provincia se ubica al monstruo en los departamentos de San Pedro y Ledesma rondando los ingenios azucareros. La imaginación popular lo hacía prisionera o accionista de uno de ellos.

EL EKEKO
                      
                          Es un muñequito bien vestido, cargado de objetos suntuosos y billetes de banco. Sobre sus hombros lleva ollas de plata, collares de oro, pequeños bolsas de coca, como símbolo de opulencia.        
                       Su rostro eufórico denota la alegría del que todo lo tiene. Sus facciones no son las de “Cholo” o indio del altiplano, sino que parecen actualizadas con finos bigotes al mejor estilo de los galanes cinematográficos de los años treinta. Es el Dios de la abundancia. De vez en cuando, en las engalanadas caravanas de automóviles que acompañan a los templos a las parejas de novios de origen boliviano, se lo ve infaltable sobre la carrocería de vehículos cubiertos de punta a punta por vajillas de plata, ponchos de vicuña, mantas cochabambinas, monedas y dinero de todo tipo entre cintas multicolores, flores y cuadros de los santos preferidos, ornato que representa los augurios de los invitados para los contrayentes.
                        Hoy todos se refieren a él bromeando (aborigenes incluidos) pero, por “esas cosas”, es un penate siempre presente en un lugar destacado de la vivienda, que recoge el anhelo de sus moradores por una vida más placentera, sin angustias económicas. Idolillos que traen fortuna son comunes en numerosas mitologías de todo el mundo, pero lo que provoca curiosidad es el atuendo moderno con que la imaginería popular viste a este Dios menor precolombino. Abundancia, amor afortunado, virilidad, fertilidad y en síntesis, felicidad; dones del idolillo que da sin enajenar libertad o moral alguna: ¡ Por fin un Dios realmente Generoso !
EL UKAKO
                       Con este vocablo se designan los “altares del diablo” que el mineros suelen levantar en los rincones más perdidos de las galerías abandonadas.
                         Allí se rinde culto y se depositan ofrendas similares a las que se entregan a la Pachamama; coca, cigarrillos, alcohol, acuyicos y sahumerio, con la finalidad de evitar que el diablo se lleve la veta de mineral a otros cerros y deje a los obreros sin trabajo.
                        Al cavar en las minas, los mineros, si encuentran una veta, entronizan la figura de "Ukako" en una vieja y abandonada mina, distante del establecimiento minero. Un día viernes, en lo más profundo de la cueva, levantan el altar del Dios, que se representa con una figura con ojos grandes, orejas puntiagudas, dientes filosos, cuernos arqueados y una larga melena. En la mano izquierda sostiene un trozo del mineral encontrado y en la otra un tridente, ya en su trono, "Ukako" recibe las ofrendas.
                         Dicen los mineros que "el señor de las tinieblas Ukako, nada tiene que ver con el Satán de los europeos que representa el mal por el mal mismo; Ukako, en cambio, en la sepulcral oscuridad del socavón guía los pasos de los mineros como un duende protector de las minas en las montañas puneñas en la provincia de jujuy".

LA MULA ANIMA

                        También llamada Alma-mula, este engendro es una mujer condenada por pecados muy graves en contra del pudor. Galopa por los campos haciendo un ruido metálico estruendoso - como si arrastrara cadenas -; echa fuego por la boca, los ollares y los ojos y mata a la gente a dentelladas o a patadas. Se la ve sólo de noche y su apariencia es la de una mula envuelta en llamas.
                       En Tafí del Valle se ha encontrado, en la "Ruta de Birmania" (camino que lleva al Ojo de Agua y que pasa por detrás de la Loma del Pelao), una piedra con una pisada de este animal.
                       Se comenta que sólo un hombre con mucha Fe o muy valiente puede escapar de su infalible ataque. Para repelerla o defenderse se debe repetir tres veces "Jesús, María y José".
Algunas personas dicen que el Alma-mula es el Diablo mismo.                 
                       El grito de la Mulánima es a veces como un relincho y otras como un llanto de mujer… y que el periplo de este ser termina en la puerta de una iglesia, emprendiendo el camino de regreso.
                    “Lleva las riendas suelta, de modo que al correr las pisa y se lastima la boca con el freno” lo que agranda aún más la desesperación del fabuloso animal. Hasta se dice que sale mayormente en tiempos de tempestad y que ataca las majadas, comiendo algunos animales y dejando otros heridos.

LA UMITA
                        Está historia es conocida mayormente en el noroeste argentino, con menos influencia en el norte de Jujuy.
                       Se cree que el nombre de Umita es un diminutivo castellanizado del vocablo quichua UMA que significa cabeza y, efectivamente, la leyenda se refiere a una cabeza de hombre (algunos obvian el sexo) con abundante y larga cabellera, ojos desorbitados, y tremenda dentadura que flota en el aire por las noches, gimiendo, llorando y provocando el terror entre quienes tienen la triste suerte de encontrarla.
                       Es un "alma en pena", sin duda, que paga sus culpas con el errabundo y eterno vagar por los caminos solitarios. Nadie sabe por qué fue condenada al Purgatorio, ni por qué se empeña en provocar el susto. Alguna vez un paisano valeroso la enfrentó y lucharon toda la noche, hasta el alba. Ganó y la Umita se transformó en toro o en ternero. Previamente narró su culpa al vencedor pero éste, a sus vez, no pudo contarle a nadie, pues como precio a su hazaña perdió el habla para siempre.

EL UTURUNCO
                       Es un hombre que vendió su alma al Diablo para convertirse en "tigre". Para convertirse en el animal, extiende un cuero de tigre sobre el piso y girando sobre él dice unas palabras mágicas. Posee una gran fuerza y ferocidad y por su inteligencia ataca a los hombres sin que ellos se den cuenta siquiera.       
                       Devora todo tipo de animal, por lo general los más grandes y gordos. Cuando se lo mata recobra su forma humana. Otra forma de romper el encanto o combatirlo es quemando el cuero que le da el poder.

LA SALAMANCA

                       Es una fiesta organizada en honor al macho cabrío en algún socavón de roca alejado del poblado. En ella se sirven exquisitos manjares y bebidas y se baila y canta hasta la primera luz del amanecer.
                      En la Salamanca se encuentran brujas, almas condenadas, y demonios de los infiernos.
                       Se dice que a la Salamanca pueden ingresar todos aquellos que deseen hacer un pacto con el Diablo o adorarlo. Al ingresar al socavón se debe besar los cuartos traseros de un carnero y luego entregarse a la orgía.
                     En las noches suele oírse el estruendo de la música y carcajadas de los condenados. Si alguien pasa cerca de la Salamanca y no desea ser tentado a ingresar, debe llevar un Rosario en la mano o bien ser un hombre de mucha Fe. La gente que participa de la Salamanca puede estar varios días sin dormir y no se les nota el cansancio, además son "agraciados" con algunas virtudes como la ejecución de instrumentos, la capacidad de canto, la oratoria, etc. signos estos característicos de haber firmado un contrato con el Diablo.

LA LUZ MALA

                        La Luz Mala es uno de los mitos más famosos de los folklores de la Argentina  y. Consiste en la aparición nocturna de una luz brillante que flota a poca altura del suelo. Esta puede permanecer inmóvil, desplazarse, o en algunos relatos, perseguir a gran velocidad al aterrorizado observador. Muchas veces aparece a una distancia cercana al horizonte.
                        Estas manifestaciones son muy temidas, ya que se identifica comúnmente a la luz mala como un ‘alma en pena’, el espíritu de un difunto que no recibió sepultura cristiana. Ante un encuentro, se recomendaba popularmente decir una oración y luego morder la vaina del cuchillo; como último recurso, se las debía enfrentar con un arma blanca, ya que las armas de fuego resultaban inefectivas.
                        En el noroeste argentino también se le da el nombre de luz mala al “Farol de Mandinga”, fosforescencia que suele verse en cerros y quebradas durante los meses más secos, luego de caer el sol.                  
                        Se asegura que el Farol de Mandinga aparece en lugares en los que hay enterrados tesoros de oro y plata, y que la luz es el espíritu del antiguo dueño tratando de alejar del lugar a los extraños. La tradición dice que el 24 de agosto (día de San Bartolomé) estas luces son más brillantes por influencia del diablo, ya es el único día del año en que Satán se libra de la vigilancia de los ángeles, y aprovecha para atraer las almas ingenuas que codician los tesoros.


EL BASILISCO


                     Dice la Real Academia Española (Diccionario Karten ilustrado, abril 1975): m. Animal fabuloso al que se atribuía la propiedad de matar con la mirada - Ec. Reptil del tamaño de una iguana pequeña, de hermoso color verde.

                         Era muy utilizado por nuestros padres y abuelos el término "Esta hecho un basilisco", o "Es un basilisco", en referencia a cuando alguien está como endiablado, enloquecido, enfurecido.

                        Este reptil es un animal muy extraño, semejante a una lagartija con un solo ojo en la frente redondo y sin párpados. En otros casos lo representan como una animal con cabeza de gallo y cuerpo de serpiente (seguramente proveniente de la mitología europea).

                        Dice la leyenda que nace de los huevos pequeños y sin yema que ponen algunas gallinas y en algunas regiones se comenta que de los huevos puestos por gallos viejos. Paleari completa este concepto diciendo que nace de "un huevo sin yema puesto por un gallo y empollado por un sapo sobre el estiércol".

                        El basilisco puede esconderse en cualquier recoveco de la casa y la persona que lo vea al ojo puede morir de inmediato o quedar ciega. Una forma de combatir a este prodigio es lograr que se observe en un espejo y muera del espanto.

                        Hay que tener cuidado de destruir los huevos antes de que el animal nazca, pues su gestación dura alrededor de un día.

                      Nos dice Antonio Paleari, en su completísimo Diccionario mágico jujeño, que el término proviene del griego "basiliskós", que significa reyezuelo, rey con menguado reino. Es interesante la relación que hace el mismo Paleari entre este extraño ser y los animales de la mitología azteca, maya o chibcha; quizá estableciendo alguna relación primitiva entre las distintas civilizaciones y sus mitos.

                       En la zona de Jujuy y parte de la puna el reptil es semejante a cualquier lagarto, pero en la zona de los valles y parte de Tucumán, Santiago y Catamarca, muchos paisanos aseguran que tiene un solo ojo en la frente, como hemos referido anteriormente. Así como un espejo mata al basilisco, Paleari nos dice que el monstruo también muere si es visto antes por un hombre.
 
EL POMBERO: Las pocas personas que lo han visto lo describen como un hombrecito muy pequeño que no alcanza el metro de estatura, un enano gordo, fornido, peludo y con cola. Camina con los pies para atrás para que no lo sigan y usa un sombrero de paja colorado, de alas muy anchas, traje negro y pañuelo grande y blanco que le cuelga. Algunos dicen que es alto y flaco, con el cabello largo que le cae hasta los hombres en una espesa melena y que anda con un látigo, otros lo describen como un viejito de barba larga con un bastón de oro. Suele llevar una maleta al hombro llena de quesos, dulces carne seca y otras comidas.
Es el dueño de los pájaros y del sol y señor de la noche.
Le gusta mucho mascar tabaco negro en cuerda y comer lima. Defiende y acompaña por los lugares desiertos y desconocido a quien es su amigo, para que no se pierda en el monte. Cuando va con uno, nunca sale el tigre ni ninguna clase de bicho malo, vigila el sueño en los viajes a través de montes y malezales. Protege, da suerte en el dinero, el amor o el juego, cuida la hacienda, pero no hay que hacerle faltar tabaco pues de lo contrario castiga el olvido. Es terrible cuando se enoja y tiene mucha fuerza. También suelen dejarle monedas en un mortero, miel o caña.
Como por lo general no hay que nombrarlo o provocarlo. El oye cuando pronuncian su nombre, auque sea a la distancia. Para referirse a el hay que hablar poco y en voz baja, tratar de llamarlo con otro nombre y no decir que es malo ni feo. Sino se enoja y castiga al perro de la casa.